Felipe, Jesús y la Revelación del Padre: Una Cátedra Divina

Imagina estar tan cerca de Jesús que te atreves a pedirle: “Muéstranos al Padre”.

Eso fue lo que hizo Felipe, uno de sus discípulos.

No era una petición cualquiera; era el deseo profundo de ver a Dios cara a cara.

¿Qué respondería Jesús ante semejante atrevimiento?

La respuesta sorprendería a todos.

Jesús no se ofende ni se muestra distante.

Al contrario, responde con una de las revelaciones más profundas jamás pronunciadas: “El que me ha visto a

mí, ha visto al Padre”.

Con estas palabras, Jesús no solo responde a Felipe, sino que redefine la relación entre Dios y la

humanidad de una manera revolucionaria.

La respuesta de Jesús no es solo teológica, es profundamente personal.

Invita a sus seguidores, a mirar más allá de lo visible, a descubrir que en Él reside la

plenitud de Dios.

Para Felipe, y para todos los presentes, fue una cátedra divina.

Ver a Jesús es ver al Padre, una verdad que desafía y transforma.

Esta escena no es solo historia antigua.

Sigue invitándonos a mirar más allá de lo evidente.

La pregunta de Felipe y la respuesta de Jesús nos desafían a buscar lo divino en lo cotidiano,

a reconocer que lo trascendente puede estar más cerca de lo que imaginamos.

Y tú, ¿te atreverías a hacer la misma pregunta?