El endemoniado gadareno: liberación en segundos

En la región de Gadara, un hombre vivía entre tumbas, completamente desnudo y aislado de la sociedad.

Nadie podía controlarlo, ni siquiera con cadenas, porque las rompía con una fuerza sobrehumana.

Su vida era un tormento constante, gritando día y noche, hiriéndose con piedras, mientras todos le temían y

evitaban acercarse a él.

Este hombre no estaba solo: dentro de él habitaba una legión de demonios.

Su sufrimiento era tan extremo que se autolesionaba, incapaz de encontrar paz.

Los habitantes de la zona lo consideraban irrecuperable, un caso perdido.

Nadie se atrevía a acercarse, pues su presencia infundía miedo y respeto en toda la región..

Todo cambió en un instante cuando Jesús llegó a la región.

El hombre, al ver a Jesús, corrió y se postró ante él, gritando con desesperación.

Los demonios, reconociendo el poder de Jesús, le suplicaron que no los expulsara del país.

En un momento decisivo, Jesús ordenó a los espíritus salir del hombre, liberándolo al instante.

La transformación fue inmediata y asombrosa: el hombre, antes poseído y violento, quedó sentado, vestido y en su

sano juicio.

Los testigos no podían creer lo que veían.

La noticia se extendió rápidamente, y la historia del endemoniado gadareno se convirtió en símbolo de esperanza, demostrando

que incluso los casos más desesperados pueden encontrar redención.