Cómo centrar la mente en la misericordia de Dios y no en las dudas

¿Por qué nuestra mente se aferra tanto a las dudas?

Es fácil quedarse atrapado en pensamientos negativos, pero la clave está en reconocerlos sin dejar que dominen.

Cuando surjan dudas, obsérvalas como nubes pasajeras.

No luches contra ellas; simplemente déjalas ir y recuerda que la misericordia de Dios es más grande que

cualquier incertidumbre.

Enfocar la mente en la misericordia de Dios requiere práctica.

Cada vez que notes una duda, haz una pausa y repite una frase sencilla: “La misericordia de Dios

me sostiene”.

Este pequeño acto interrumpe el ciclo de pensamientos negativos y te ayuda a recordar que no estás solo,

sino envuelto en una compasión infinita.

La gratitud es una herramienta poderosa para cambiar el enfoque mental.

Haz una lista mental de momentos en los que has sentido la misericordia de Dios, por pequeños que

sean.

Recordar estos instantes fortalece tu fe y debilita el poder de la duda, permitiendo que la esperanza y

la confianza crezcan en tu interior.

No se trata de eliminar las dudas por completo, sino de elegir a qué darles espacio en tu

mente.

Cada vez que elijas centrarte en la misericordia de Dios, estás entrenando tu mente para la paz.

Con el tiempo, la compasión divina se convierte en tu refugio, y las dudas pierden su fuerza sobre

ti.