Oración para acompañar con fe el sufrimiento de un ser querido
Cuando alguien que amamos sufre, el corazón se rompe en silencio. Esta oración nace desde lo más profundo, hablándole al Señor con humildad, buscando consuelo, sanidad y fuerza para no desfallecer. Acompáñame en esta súplica sincera, palabra a palabra, como quien se sienta a los pies de Dios y le habla con el alma abierta. Que esta oración sea bálsamo y esperanza para ti y los tuyos.
Create Your Own
Make AI-powered videos in minutes
Video Transcript
Full text from the video
Señor mío, hoy vengo ante Ti con el alma encogida.
Ver sufrir a quien amo me desgarra por dentro.
No entiendo tus caminos, pero confío en tu amor.
Te ruego, Padre bueno, que pongas tu mano sobre su dolor.
Que tu presencia lo envuelva como un manto de paz.
No me dejes solo en esta angustia.
Escucha mi clamor, Dios de consuelo, y no apartes tu rostro.
Padre eterno, tú que conoces cada lágrima antes de que caiga, te pido que alivies el sufrimiento de
mi ser querido.
No sé cómo ayudar, pero tú sí sabes cómo sanar.
Toca su cuerpo, su mente, su espíritu.
Que sienta tu cercanía en cada respiración.
Dame palabras que consuelen, gestos que abracen, y silencio que acompañe.
No permitas que la desesperanza nos venza, Señor de la vida.
Dios de misericordia, me cuesta verte en medio del dolor, pero sé que estás.
Aunque no entienda, aunque me duela, sigo confiando.
Te suplico que le des descanso al alma de quien sufre.
Que no se sienta solo, que sepa que tú caminas a su lado.
Y a mí, dame fuerza para sostenerlo, para no quebrarme, para ser reflejo de tu amor en esta
prueba.
Jesús, tú que conociste el dolor humano, que lloraste con los que lloran, te ruego que mires con
compasión a quien amo.
Que tu mirada lo llene de esperanza.
Que tu Espíritu lo fortalezca desde dentro.
No permitas que el miedo lo paralice.
Y a mí, Señor, enséñame a amar sin condiciones, a estar presente sin exigir, a confiar sin ver
resultados inmediatos.
Te lo pido con el corazón abierto.
Señor de los cielos, cuando me faltan las palabras, te hablo con el silencio del alma.
Tú sabes lo que pesa este momento.
Te pido que no nos sueltes.
Que tu amor sea más fuerte que el dolor.
Que tu luz disipe la sombra del sufrimiento.
Ayúdame a ser consuelo, a no rendirme, a seguir creyendo en tu bondad, incluso cuando todo parece oscuro.
Te lo ruego, mi Dios.
Espíritu Santo, ven y habita en este momento difícil.
Llena cada rincón de esta habitación con tu paz.
Que tu presencia sea medicina para el alma.
Que quien sufre sienta tu abrazo invisible.
Y yo, que lo acompaño, necesito tu guía.
No quiero ser fuerte por orgullo, sino por amor.
Enséñame a confiar, a esperar, a no perder la fe.
Te lo pido con humildad, desde lo más profundo.
Padre amado, gracias por escucharme.
Aunque no tenga respuestas, sé que me oyes.
Te entrego este dolor, esta incertidumbre, este amor que me desborda.
Sana, consuela, fortalece.
Acompáñanos en cada paso.
Que tu voluntad, aunque misteriosa, sea siempre buena.
Me abandono en ti, Señor.
Y mientras dure esta prueba, seguiré orando, confiando, amando.
Porque tú eres mi refugio, mi esperanza, mi paz.
Amén.