Oración de humildad: Reconociendo la dependencia de Dios cada día

Señor, hoy me acerco a ti con el corazón abierto, reconociendo que cada nuevo día es un regalo

que viene de tus manos.

No quiero dar nada por sentado, ni siquiera el aire que respiro.

Gracias por permitirme despertar, por la luz que entra por mi ventana y por la oportunidad de vivir

un día más bajo tu mirada amorosa.

Todo lo que soy, te lo debo a ti.

Padre, reconozco que sin ti nada tiene sentido.

Mi fuerza, mi ánimo y mi esperanza nacen de tu presencia constante en mi vida.

Hoy quiero caminar de tu mano, confiando en que cada paso que doy está guiado por tu sabiduría.

Enséñame a depender de ti en lo pequeño y en lo grande, y a no buscar soluciones lejos

de tu voluntad.

Hoy, Señor, quiero agradecerte por las oportunidades que me das, por los retos que me ayudan a crecer

y por las personas que pones en mi camino.

Ayúdame a ver cada situación como una ocasión para aprender y servirte mejor.

Que mi corazón se llene de gratitud y alegría, reconociendo que todo lo bueno proviene de ti y

que nada me falta si te tengo a mi lado.

Dios mío, quiero vivir este día con humildad, sabiendo que mis logros y talentos son fruto de tu

gracia.

No permitas que el orgullo nuble mi visión ni que olvide de dónde viene mi fortaleza.

Dame un espíritu sencillo, dispuesto a aprender y a reconocer mis límites, para que siempre busque tu ayuda

y no confíe solo en mis propias fuerzas.

Señor, te pido que me ayudes a ver cada día como una nueva oportunidad para crecer en fe

y amor.

Que no me falte la disposición para escuchar tu voz y seguir tus caminos, aunque a veces no

los entienda.

Dame la alegría de servir a los demás y la sabiduría para reconocer tu mano en cada detalle

de mi vida cotidiana.

Padre bueno, gracias por tu fidelidad que nunca falla.

Aunque el mundo cambie, tu amor permanece firme y me sostiene.

Hoy quiero descansar en esa certeza, sabiendo que en tus manos estoy seguro.

Ayúdame a vivir con confianza, sin miedo al futuro, porque sé que tú cuidas de mí y de

los míos en todo momento y circunstancia.

Señor Jesús, como dice tu palabra en Juan 15:5, "separados de mí nada podéis hacer".

Hoy lo reconozco con todo mi ser: dependo de ti para cada pensamiento, palabra y acción.

Que mi vida sea un reflejo de tu amor y humildad.

Gracias por sostenerme y darme propósito.

Que este día sea para tu gloria, confiando plenamente en tu guía y provisión.