Oración de alabanza: Reconociendo la grandeza de Dios y nuestra pequeñez
¿Alguna vez te has detenido a pensar en la inmensidad de Dios y lo pequeño que somos ante Él? Hoy te invito a iniciar el día con una oración sincera, llena de gratitud y humildad, reconociendo Su grandeza y celebrando cada oportunidad que nos regala. Hablemos con el Señor desde el corazón, con fe plena y alegría, dejando que Su luz guíe nuestro propósito.
Create Your Own
Make AI-powered videos in minutes
Video Transcript
Full text from the video
Señor, al abrir los ojos esta mañana, me maravillo ante la grandeza de tu creación.
El simple hecho de respirar, de sentir el sol y escuchar la vida a mi alrededor, me recuerda
lo inmenso que eres.
Gracias por permitirme despertar y contemplar tu obra.
Hoy quiero empezar el día reconociendo que todo lo que tengo viene de tu generosidad y amor infinito.
Padre, me acerco a ti con humildad, sabiendo que mi vida es solo un suspiro en la vastedad
de tu universo.
Sin embargo, me haces sentir valioso y amado.
No entiendo cómo puedes fijarte en alguien tan pequeño, pero lo agradezco con todo mi ser.
Hoy quiero vivir con la certeza de que tu mirada me acompaña y me sostiene en cada paso.
Dios mío, reconozco que muchas veces olvido lo afortunado que soy.
Me dejas disfrutar de pequeños milagros cada día: el canto de los pájaros, el abrazo de un ser
querido, la oportunidad de empezar de nuevo.
Hoy quiero agradecerte por cada detalle, por cada instante que me regalas, y pedirte que me ayudes a
vivir con un corazón agradecido y atento a tu presencia.
Señor, me asombra tu poder y tu ternura.
Eres el creador de todo lo visible e invisible, y aun así te acercas a mí con cariño.
No hay palabras suficientes para expresar mi gratitud.
Hoy quiero entregarte mis pensamientos, mis acciones y mis sueños, confiando en que tú los guiarás hacia el
bien.
Gracias por tu paciencia y por tu amor que nunca falla.
Padre bueno, me presento ante ti tal como soy, sin máscaras ni pretensiones.
Sé que me conoces mejor que nadie y aun así me aceptas.
Hoy quiero vivir con autenticidad, reconociendo mis límites y celebrando tus dones.
Dame la sabiduría para aprovechar cada oportunidad y la humildad para aprender de cada experiencia.
Gracias por tu compañía constante y por la paz que solo tú sabes dar.
Dios de bondad, hoy elijo recibir este día con alegría y esperanza.
No quiero dar nada por sentado, sino valorar cada momento como un regalo tuyo.
Ayúdame a ver tu mano en lo cotidiano y a responder con generosidad y alegría.
Que mi vida sea un reflejo de tu luz, y que pueda contagiar fe y optimismo a quienes
me rodean.
Gracias por confiar en mí.
Señor, al contemplar tu grandeza y mi pequeñez, solo puedo repetir las palabras del salmista: “¿Qué es el
hombre, para que te acuerdes de él?” (Salmo 8:4).
Gracias por amarme sin medida y por darme un propósito cada día.
Hoy quiero caminar con fe, confiando en que tu amor me sostiene y me impulsa a vivir con
sentido y gratitud.