El Valle de Hinnom: De sacrificios a símbolo de juicio
El Valle de Hinnom, conocido como Gehenna, pasó de ser un lugar de sacrificios humanos a un símbolo de juicio y condena. Su historia es oscura y fascinante, llena de rituales antiguos y referencias bíblicas. Descubre cómo este valle se convirtió en una metáfora del castigo eterno.
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El Valle de Hinnom, al suroeste de Jerusalén, fue escenario de uno de los rituales más aterradores de
la antigüedad.
En tiempos de los reyes de Judá, se realizaban sacrificios humanos al dios Moloch, arrojando niños al fuego.
Este acto, condenado en la Biblia, marcó el valle con una reputación siniestra que perduraría por siglos.
Con el tiempo, el Valle de Hinnom se convirtió en un basurero donde se quemaban desechos y cadáveres
de criminales.
El fuego ardía constantemente, alimentando la imagen de un lugar de tormento perpetuo.
Esta transformación reforzó su asociación con el castigo divino y lo convirtió en una metáfora del infierno en
la tradición judeocristiana.
En el Nuevo Testamento, Jesús usó Gehenna como símbolo del castigo final.
No hablaba de un simple basurero, sino de un destino de sufrimiento eterno.
Sus palabras reforzaron la idea de Gehenna como un lugar de juicio divino, influyendo en la concepción cristiana
del infierno durante siglos.
Hoy, el Valle de Hinnom es un parque tranquilo en Jerusalén, lejos de su pasado aterrador.
Sin embargo, su historia sigue viva en textos religiosos y en la cultura popular.
De un lugar de sacrificios a un símbolo de juicio, Gehenna sigue recordándonos cómo el pasado puede moldear
nuestras creencias sobre el castigo y la justicia.