Oración para vencer el miedo al rechazo con el amor de Dios

Señor, a veces el miedo al rechazo me ahoga.

Me paraliza pensar que no soy suficiente, que no encajo, que no me quieren.

Pero hoy vengo ante Ti, con el corazón abierto, pidiéndote que me recuerdes quién soy en Ti.

Que Tu amor me sostenga cuando el mundo me dé la espalda.

Que Tu verdad me abrace cuando mi mente me mienta.

No quiero esconderme más.

Padre, Tú que conoces cada rincón de mi alma, sabes cuánto me duele sentirme rechazado.

A veces me esfuerzo tanto por agradar a otros, olvidando que ya soy amado por Ti.

Ayúdame a soltar esa necesidad de aprobación.

Enséñame a descansar en Tu aceptación incondicional.

Que mi valor no dependa de miradas ajenas, sino de Tu mirada que nunca se aparta de mí.

Jesús, cuando me siento invisible, recuérdame que Tú me ves.

Cuando me siento ignorado, recuérdame que Tú me escuchas.

Cuando me siento rechazado, recuérdame que Tú me elegiste.

No quiero vivir con miedo a no ser aceptado.

Quiero vivir con la certeza de que Tu amor me basta.

Que Tu presencia me llene más que cualquier aplauso humano.

Dios mío, a veces me duele más lo que no dicen que lo que dicen.

El silencio, la indiferencia, la distancia...

todo eso me hiere.

Pero Tú nunca te alejas.

Tú no me ignoras.

Tú me amas con un amor que no cambia.

Ayúdame a recordar eso cuando me sienta solo.

Que Tu fidelidad sea mi refugio cuando el rechazo me golpee fuerte.

Señor, a veces me comparo con otros y siento que no doy la talla.

Me invade la inseguridad, y el miedo al rechazo crece.

Pero Tú me creaste con propósito.

No soy un error.

No soy menos.

Ayúdame a verme como Tú me ves: amado, valioso, único.

Que Tu voz sea más fuerte que mis dudas.

Que Tu amor me dé la seguridad que tanto busco.

Padre, cuando el rechazo me haga dudar de mi identidad, recuérdame que soy Tu hijo.

Que no necesito ganarme Tu amor, porque ya lo tengo.

Que no necesito demostrar nada, porque Tú ya me conoces y aún así me amas.

Que no necesito esconder mis heridas, porque Tú las sanas.

Que en Ti tengo un hogar, un lugar donde siempre soy bienvenido.

Gracias, Señor, porque en medio del miedo al rechazo, Tu amor permanece.

Gracias porque no me defines por mis fracasos ni por la opinión de otros.

Gracias porque en Ti soy completo.

Hoy decido confiar en Tu amor firme, eterno, suficiente.

Hoy dejo el miedo a un lado y camino contigo.

Porque si Tú estás conmigo, ¿a quién más necesito agradar?

Amén.