Oración para resistir la tentación con la ayuda de Dios
Una oración sincera y cercana al Señor cuando enfrentamos una tentación que no desaparece. Hablamos desde el corazón, con humildad, pidiendo fuerza para resistir y caminar en santidad. Si alguna vez te has sentido débil ante una lucha constante, esta oración es para ti. No estás solo: Dios escucha, sostiene y transforma. Acompáñanos en este momento íntimo de fe y entrega total.
Create Your Own
Make AI-powered videos in minutes
Video Transcript
Full text from the video
Señor mío, vengo ante Ti con el corazón cansado.
Esta tentación no se va, me persigue, me tienta, me susurra cuando menos lo espero.
No quiero caer, pero me siento débil.
Padre, necesito Tu fuerza, no la mía.
Tú sabes lo que hay en mi interior, no puedo esconderte nada.
Ayúdame a resistir, a mirar hacia Ti cuando todo dentro de mí quiere rendirse.
Jesús, mi Salvador, Tú que venciste la tentación en el desierto, enséñame a hacer lo mismo.
No quiero seguir tropezando con la misma piedra.
Dame discernimiento para reconocer el engaño y valor para decir no.
Que Tu Espíritu Santo me recuerde quién soy en Ti.
No soy esclavo del deseo, soy hijo de Dios.
Recuérdame eso cuando mi carne grite lo contrario.
Padre amado, a veces me siento avergonzado de volver a Ti con la misma lucha.
Pero sé que no me rechazas.
Me recibes con brazos abiertos, una y otra vez.
Gracias por Tu paciencia.
Hoy te pido, con todo mi ser, que me limpies, que renueves mi mente.
Que cada pensamiento que me aleja de Ti sea reemplazado por Tu verdad y Tu amor.
Espíritu Santo, guía mis pasos lejos del mal.
Cuando sienta que no puedo más, recuérdame que no estoy solo.
Que hay poder en invocar Tu nombre.
Que puedo huir, que puedo resistir, que puedo vencer.
No por mí, sino por Ti.
Llena mi corazón de Tu presencia, que no haya espacio para lo que me destruye.
Sé mi refugio, mi escudo, mi fuerza constante.
Dios fiel, cuando la tentación me susurre que ceda, que no importa, que nadie lo sabrá, recuérdame que
Tú lo ves todo.
Y que no se trata de reglas, sino de amor.
Yo quiero amarte con mi vida, con mis decisiones.
Ayúdame a elegirte a Ti, una y otra vez.
Que mi debilidad sea el lugar donde se manifieste Tu poder.
Señor, no quiero vivir en culpa, sino en gracia.
Si caigo, levántame.
Si dudo, afírmame.
Si me alejo, tráeme de vuelta.
No me sueltes, aunque yo me suelte.
Enséñame a correr hacia Ti, no a esconderme.
Que cada día sea una oportunidad para empezar de nuevo contigo.
Que mi historia no sea de derrota, sino de redención por Tu misericordia.
Gracias, Señor, por escucharme.
Por no cansarte de mí.
Por amarme incluso en mi lucha.
Hoy decido confiar en Ti, caminar contigo, y no rendirme.
Sé que no será fácil, pero contigo es posible.
Que mi vida te honre, incluso en la batalla.
En el nombre de Jesús, mi roca y mi refugio, te lo pido.
Amén.