Oración para cuando te sientes espiritualmente seco

Señor, me acerco a Ti con el corazón reseco, como tierra agrietada que anhela la lluvia.

No tengo palabras bonitas, solo un alma sedienta.

Siento que me he alejado, que mi espíritu se ha apagado.

Pero aquí estoy, reconociendo mi necesidad de Ti.

Riega mi interior con Tu Palabra viva.

Hazme sentir de nuevo Tu presencia, como un susurro que da vida.

No quiero seguir así, vacío.

Padre, a veces me siento como una planta olvidada en una esquina, marchita por falta de luz.

Pero sé que Tú no olvidas.

Tú ves mi alma cansada.

Te pido que me tomes de nuevo, que me acerques a Tu corazón.

Que me hables, aunque sea en silencio.

Que me recuerdes quién soy en Ti.

No quiero vivir de recuerdos, sino de encuentros frescos contigo.

Jesús, Tú que eres el agua viva, ven y sacia esta sed que no se calma con nada

más.

He buscado en mil lugares, pero solo en Ti hay plenitud.

Perdóname por distraerme, por dejar que el ruido apague Tu voz.

Hoy vuelvo, aunque sea arrastrándome.

No me rechaces.

Enséñame a escucharte otra vez, a disfrutar de Tu compañía como antes, como siempre debió ser.

Espíritu Santo, sopla sobre mí como viento fresco en medio del calor.

Hazme sensible otra vez a Tu presencia.

Que mi corazón vuelva a latir al ritmo del Tuyo.

Que mi alma cante, aunque sea bajito, pero que cante.

No quiero seguir apagado.

Dame hambre de Tu Palabra, sed de Tu verdad.

Que cada versículo sea como agua cayendo sobre mi alma reseca.

Dios mío, no quiero fingir que todo está bien.

Tú conoces mi interior, sabes que me siento lejos.

Pero también sabes cuánto deseo volver.

No me dejes en este estado.

Tócame, aunque sea con un susurro.

Hazme florecer otra vez.

Que mi oración no sea rutina, sino encuentro.

Que mi tiempo contigo no sea deber, sino deleite.

Vuelve a ser mi primer amor.

Gracias, Señor, porque sé que me escuchas.

Aunque me sienta seco, Tú eres fiel.

Aunque no vea frutos, Tú estás obrando en lo profundo.

Hoy decido confiar, abrir mi corazón y dejar que me riegues con Tu amor.

Vuelve a hacerme florecer.

Que mi vida sea un jardín para Ti.

Te necesito, y aquí estoy.

No por lo que siento, sino por lo que sé: Tú estás conmigo.