Oración para calmar la rabia y pedir misericordia
Cuando la injusticia pesa en el alma, eleva esta oración para encontrar paz y misericordia. Habla con el corazón, sin miedo, y deja que la fe te guíe hacia el perdón.
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Señor, hoy vengo ante Ti con el corazón cargado.
La injusticia me quema por dentro y la rabia amenaza con consumir mi paz.
No quiero que el rencor me domine, no quiero que el dolor me aleje de Ti.
Dame la sabiduría para entender, la paciencia para esperar y la fuerza para no caer en la desesperanza.
Ayúdame a confiar en tu justicia, que es perfecta y eterna.
Señor, Tú que ves lo que el mundo ignora, que conoces lo que se esconde en los corazones,
ayúdame a no dejarme llevar por la ira.
No quiero que el odio eche raíces en mi alma.
Enséñame a soltar lo que no puedo cambiar y a confiar en que tu amor es más grande
que cualquier injusticia.
Dame la paz que solo Tú puedes dar.
Señor, cuando la impotencia me ahogue y la rabia me nuble la razón, recuérdame que Tú eres mi
refugio.
No quiero responder con violencia ni con palabras que hieran.
Dame la templanza para actuar con justicia sin perder la bondad.
Que mi corazón no se endurezca, que mi fe no se tambalee.
Ayúdame a ser reflejo de tu amor, incluso en medio del dolor.
Señor, Tú que perdonaste incluso desde la cruz, enséñame a perdonar.
No quiero que el resentimiento me robe la paz.
Ayúdame a ver con tus ojos, a comprender con tu amor.
Que mi corazón no se llene de amargura, sino de compasión.
Dame la humildad para soltar el deseo de venganza y la valentía para confiar en tu justicia divina.
Señor, cuando vea la injusticia en el mundo y sienta que no puedo hacer nada, recuérdame que la
oración también es un acto de amor.
Que mi voz no se apague, que mi fe no se debilite.
Dame la fuerza para luchar por el bien sin caer en la desesperanza.
Que mi corazón no se llene de odio, sino de esperanza en tu misericordia.
Señor, cuando el dolor me haga dudar, recuérdame que Tú nunca me abandonas.
Que en cada lágrima que derramo, Tú estás presente.
No permitas que la rabia me aleje de tu amor.
Dame la paz que el mundo no puede dar, la serenidad que solo en Ti encuentro.
Que mi corazón descanse en tu promesa y mi alma se fortalezca en tu amor infinito.
Señor, hoy dejo mi rabia en tus manos.
No quiero cargar con este peso, no quiero que el dolor me defina.
Te entrego mis miedos, mis heridas, mis dudas.
Dame la gracia de confiar en tu plan, aunque no lo entienda.
Que mi fe sea más fuerte que mi enojo, que mi amor sea más grande que mi dolor.
Amén, fortaleciendo tu Fe.
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