Oración desde la compasión: Un corazón generoso

Señor, hoy me acerco a Ti con el alma abierta, suplicando un corazón generoso.

Enséñame a ver el dolor ajeno como propio, a no ser indiferente ante el sufrimiento de mis hermanos.

Dame la gracia de acoger con amor a quien necesita consuelo, de tender la mano sin esperar nada

a cambio.

Que mi fe se traduzca en actos de bondad, reflejando Tu amor en cada gesto.

Padre misericordioso, hazme sensible al clamor de los que sufren.

Que mi corazón no se endurezca ante la necesidad, que mis oídos escuchen el llanto del afligido.

Dame palabras de aliento para el desanimado, paciencia para el que carga con pesares.

Que mi vida sea un reflejo de Tu amor, un testimonio de esperanza para quienes han perdido la

fe en la bondad.

Señor, dame humildad para reconocer que todo lo que tengo es un regalo Tuyo.

Que no me aferre a lo material, sino que aprenda a compartir con alegría.

Que mi generosidad no sea solo de lo que me sobra, sino de lo que realmente puede hacer

la diferencia en la vida de otro.

Enséñame a dar sin esperar reconocimiento, a servir con un corazón sincero y desinteresado.

Dios de amor, ayúdame a ver en cada persona a un hermano.

Que no juzgue ni rechace a quien es diferente, sino que aprenda a amar sin condiciones.

Que mi corazón no haga distinciones entre quien merece ayuda y quien no, porque todos somos hijos Tuyos.

Dame la capacidad de perdonar, de comprender y de acompañar a quienes atraviesan momentos difíciles, con ternura y

compasión.

Señor, que mi oración no se quede en palabras, sino que se convierta en acción.

Que no pase de largo ante el necesitado, que no cierre los ojos ante la injusticia.

Dame valentía para defender al débil, para ser voz de los que no pueden hablar.

Que mi fe no sea solo un refugio personal, sino un motor que me impulse a transformar el

mundo con amor y justicia.

Padre celestial, enséñame a amar con hechos, no solo con palabras.

Que mi generosidad no dependa de mi estado de ánimo, sino de mi compromiso contigo.

Que en cada acto de bondad, en cada gesto de ayuda, pueda reflejar Tu luz.

Que mi vida sea un testimonio de Tu amor, una fuente de esperanza para quienes han perdido la

confianza en la humanidad.

Guíame siempre en Tu camino.

Señor, gracias por escuchar mi súplica.

Confío en que transformarás mi corazón, haciéndolo más generoso y compasivo.

Que cada día sea una oportunidad para servir, para amar, para dar sin medida.

Que mi fe se fortalezca en cada acto de bondad, en cada gesto de amor sincero.

Permíteme ser instrumento de Tu paz, reflejando Tu luz en el mundo, fortaleciendo Tu Fe.