Oración de Humildad para Empezar el Día con Fe y Propósito
¿Te has preguntado cómo empezar el día con humildad y gratitud? Esta oración es una conversación sincera con Dios, pidiendo humildad en el trato con los demás y agradeciendo cada oportunidad que nos brinda el nuevo día. Inspirada en Filipenses 2:3, te ayudará a vivir con propósito, fe y alegría, conectando tu corazón con el Señor desde el primer momento.
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Señor, hoy me acerco a Ti con el corazón abierto, agradeciendo la oportunidad de despertar y vivir un
nuevo día.
Te pido que me ayudes a ver a cada persona con ojos de humildad, reconociendo que todos somos
valiosos ante Ti.
Dame la gracia de escuchar antes de hablar y de comprender antes de juzgar, para que mi trato
refleje Tu amor.
Padre, enséñame a valorar cada encuentro como una oportunidad para aprender y crecer.
Que mi corazón no busque ser el primero, sino servir con alegría y sencillez.
Ayúdame a reconocer mis propias limitaciones y a celebrar los dones de los demás, sin envidia ni orgullo.
Que mi actitud inspire confianza y cercanía, reflejando la humildad que Tú nos enseñas cada día.
Dios mío, gracias por las bendiciones que me das, grandes y pequeñas.
Ayúdame a no perder de vista lo esencial: la bondad, la paciencia y la compasión.
Que mi trato con los demás sea siempre honesto y transparente, sin buscar reconocimiento ni recompensa.
Dame la sabiduría para aceptar mis errores y la humildad para pedir perdón cuando sea necesario, confiando en
Tu misericordia.
Señor, quiero empezar este día con alegría y propósito, recibiendo cada momento como un regalo.
Ayúdame a no compararme con los demás, sino a reconocer el valor único de cada persona.
Que mi humildad no sea debilidad, sino fortaleza para construir puentes y sanar heridas.
Permíteme ser instrumento de paz y comprensión, llevando Tu luz a quienes me rodean.
Padre celestial, te pido que me ayudes a reconocer mis propias necesidades sin dejar de atender las de
los demás.
Que mi corazón se mantenga sencillo, dispuesto a aprender de cada experiencia y de cada persona que pongas
en mi camino.
Dame la capacidad de alegrarme por los logros ajenos y de compartir mis alegrías sin vanidad, sabiendo que
todo lo bueno viene de Ti.
Dios de bondad, ayúdame a vivir este día con los pies en la tierra y el corazón en
el cielo.
Que mis palabras sean suaves y mis acciones reflejen Tu amor.
Enséñame a escuchar con atención y a hablar con sinceridad, sin herir ni menospreciar a nadie.
Que mi humildad sea testimonio de mi fe en Ti y de mi deseo de servir a los
demás con alegría.
Y así, Señor, quiero vivir hoy recordando las palabras de Filipenses 2:3: “No hagáis nada por egoísmo o
vanidad; más bien, con humildad considerad a los demás como superiores a vosotros mismos”.
Que esta verdad guíe cada uno de mis pasos, llenando mi día de fe, gratitud y propósito.
Gracias por escucharme y por darme la oportunidad de empezar de nuevo.