Oración de gozo para celebrar los pequeños milagros
Una oración llena de gratitud y alegría para reconocer los pequeños milagros que Dios nos regala cada día. Hablando desde el corazón, con humildad y sinceridad, esta plegaria nos invita a ver su amor en cada detalle de la vida. Acompáñanos en este momento de conexión con el Señor, fortaleciendo tu fe.
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Señor amado, hoy vengo ante Ti con el corazón rebosante de gratitud.
En cada amanecer veo tu amor reflejado en la luz del sol, en el aire que respiro, en
la sonrisa de quienes me rodean.
Gracias por los pequeños milagros que a veces pasan desapercibidos, pero que son prueba de tu presencia constante.
Enséñame a ver con ojos de fe, a reconocer tu amor en cada detalle.
Dios mío, en lo cotidiano descubro tu grandeza.
En el canto de un pájaro, en el aroma del pan recién horneado, en el abrazo sincero de
un ser querido.
Gracias por recordarme que no necesito grandes señales para saber que estás aquí.
Dame un corazón atento, que no pase de largo ante tus bendiciones diarias, que sepa detenerse y agradecer.
Señor, a veces la rutina me ciega y olvido que cada día es un regalo.
Pero hoy quiero detenerme y decirte: gracias.
Gracias por la risa inesperada, por la brisa que refresca, por la paz que me das en medio
del caos.
Ayúdame a vivir con un corazón agradecido, a no dar por sentado lo que viene de Ti.
Padre bueno, en los momentos difíciles también veo tu mano.
Cuando creo que no hay salida, me das fuerzas.
Cuando me siento solo, envías a alguien con una palabra de aliento.
Gracias por los milagros escondidos en los gestos de amor, en la paciencia, en la esperanza que renace.
Ayúdame a confiar en que siempre estás obrando, incluso cuando no lo veo.
Señor, cada día me muestras que tu amor está en lo simple.
En el agua que calma mi sed, en la sombra de un árbol en un día caluroso, en
la música que alegra mi alma.
Gracias por enseñarme que la felicidad no está en lo grande, sino en saber reconocer tu presencia en
lo pequeño.
Dame un corazón que sepa ver y agradecer.
Dios de amor, hoy quiero alabarte por cada detalle que me regalas.
Por la ternura de un niño, por la belleza de una flor, por la calma de la noche
estrellada.
Todo me habla de Ti, de tu amor infinito.
No permitas que la prisa me robe la capacidad de asombrarme.
Que mi corazón siempre encuentre motivos para agradecerte y glorificarte.
Señor, en este momento me rindo ante Ti con gratitud.
Gracias por cada respiro, por cada oportunidad de amar, por cada instante en el que me recuerdas que
no estoy solo.
Que mi vida sea un reflejo de tu amor, que mi corazón nunca deje de reconocerte en lo
cotidiano.
En cada pequeño milagro, en cada detalle, sigues fortaleciéndome y fortaleciendo mi fe.