Las profecías contra naciones extranjeras en Amós
Descubre cómo el profeta Amós lanza advertencias divinas no solo a Israel, sino también a sus vecinos. Estas oráculos revelan un mensaje poderoso sobre justicia, responsabilidad y el alcance del juicio de Dios más allá de las fronteras. ¿Qué enseñanzas esconden estas antiguas condenas? Te lo contamos en este viaje profético.
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¿Sabías que el profeta Amós no empezó criticando a Israel, sino a sus vecinos?
En sus primeros capítulos, lanza oráculos contra Damasco, Gaza, Tiro, Edom, Amón y Moab.
Cada nación es acusada de crímenes específicos: violencia, traición o crueldad.
El mensaje es claro: nadie está exento del juicio divino, ni siquiera los enemigos de Israel.
Damasco es condenada por su brutalidad en la guerra, especialmente por haber trillado a Galaad con trillos de
hierro.
Gaza y Tiro son acusadas de tráfico de esclavos, vendiendo pueblos enteros.
Estas denuncias no son solo morales, sino políticas: Amós denuncia cómo el poder se usa para oprimir, incluso
más allá de las fronteras de Israel.
Edom, Amón y Moab también reciben duras palabras.
Edom por su odio perpetuo hacia su hermano Jacob; Amón por su crueldad en tiempos de guerra, incluso
contra mujeres embarazadas; y Moab por profanar tumbas reales.
Amós no solo denuncia acciones, sino actitudes: la falta de compasión, la venganza y el desprecio por la
dignidad humana.
Pero el giro llega cuando Amós apunta a Judá e Israel.
Después de condenar a los vecinos, el profeta revela que el pueblo elegido tampoco está libre de culpa.
Corrupción, injusticia y olvido de la ley de Dios.
El mensaje es contundente: el juicio no se basa en nacionalidad, sino en conducta.
Nadie está por encima de la justicia divina.