Jesús y las ciudades malditas: ¿Por qué Corazín y Betsaida?
¿Sabías que Jesús no solo maldijo una higuera? También lanzó juicios sobre ciudades enteras. Hoy exploramos el sorprendente episodio en el que Jesús condena a Corazín y Betsaida por su falta de arrepentimiento. Descubre el lado menos conocido y más desafiante del Mesías en este viaje bíblico poco predicado.
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¿Creías que Jesús solo predicaba amor y perdón?
Hay un episodio poco mencionado: Jesús maldice ciudades enteras.
Corazín y Betsaida, testigos de milagros, recibieron palabras duras por no arrepentirse.
¿Por qué el Mesías, símbolo de compasión, pronunció juicios tan severos?
Hoy desvelamos este lado menos predicado de su mensaje.
Corazín y Betsaida no eran pueblos cualquiera.
Allí Jesús realizó milagros asombrosos: sanaciones, multiplicación de panes y peces.
Sin embargo, la gente permaneció indiferente, sin cambiar su vida.
Jesús, lejos de ignorar su actitud, pronunció: “¡Ay de ti, Corazín!
¡Ay de ti, Betsaida!” ¿Por qué tanta dureza ante la incredulidad?
El juicio de Jesús no fue un arrebato.
Era una advertencia: haber presenciado milagros y no responder con arrepentimiento era más grave que la ignorancia.
Jesús compara a Corazín y Betsaida con Tiro y Sidón, ciudades paganas, diciendo que ellas se habrían arrepentido.
El mensaje es incómodo: la indiferencia ante lo extraordinario tiene consecuencias.
Este episodio desafía la imagen tradicional de un Jesús siempre suave.
Nos muestra a un Mesías que exige una respuesta auténtica ante lo divino.
¿Qué nos dice hoy?
Que la familiaridad con lo sagrado no garantiza transformación.
El verdadero reto es no quedarnos indiferentes ante lo extraordinario.
¿Te atreves a mirar este lado menos predicado de Jesús?