El juicio de Esteban: Primer mártir cristiano

Esteban era un hombre lleno de fe y poder, conocido por hacer milagros y predicar con sabiduría.

Sin embargo, sus palabras incomodaron a ciertos líderes religiosos, quienes lo acusaron falsamente de blasfemia.

Fue llevado ante el Sanedrín, el tribunal judío, donde enfrentó un juicio injusto.

Pero en lugar de defenderse, pronunció un discurso que cambiaría la historia.

Ante el tribunal, Esteban recordó la historia de Israel, desde Abraham hasta Moisés, destacando cómo el pueblo había

rechazado a los profetas.

Su discurso fue una acusación directa contra los líderes religiosos, señalando que ellos también resistían a Dios.

Sus palabras encendieron la ira del Sanedrín, quienes no soportaron escuchar la verdad sobre su propia hipocresía.

Mientras el enojo crecía, Esteban tuvo una visión: vio los cielos abiertos y a Jesús de pie a

la derecha de Dios.

Al compartir su visión, los líderes religiosos se taparon los oídos y gritaron furiosos.

No querían escuchar más.

Lo arrastraron fuera de la ciudad y lo condenaron a muerte por lapidación, sin un juicio justo.

Mientras las piedras caían sobre él, Esteban no mostró odio ni miedo.

En su último aliento, pidió a Dios que perdonara a sus agresores, reflejando el mismo espíritu de Jesús

en la cruz.

Su muerte no fue en vano: su martirio inspiró a muchos y marcó el inicio de una nueva

era para el cristianismo, extendiendo su mensaje aún más lejos.